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sábado, 23 de febrero de 2019

Technicolor

Son las 7:10 de la mañana de un sábado a finales de Febrero. Estamos en casa de mis suegros y lo que antes eran las casas lo que me quitaba el sueño, ahora son muebles. No me ganan a gilipollas pero vamos el caso es no dormir tranquila, me voy a pasar la vida así...

Como siempre, directa al Facebook. Me ha salido la página de Zoe, la hija de Sylvain y puufff pone la piel de gallina. Eso sí es una razón que te quite el sueño. La pobre niña sufriendo desde vete a saber cuándo y los padres... no puedo imaginar lo que tienen que estar pensando ahora. Cuando ven que su hija ha aguantado un viaje en avión de 22h que pensaban que no aguantaría y aún se preguntan si Sylvain va a ser el entrenador en el partido de hoy. A la mierda el baloncesto! Ni siquiera yo, que soy una obsesa, le diría que fuera ni para despejarse! 6-7h hoy pueden cambiar por completo el estado de su hija. Ese hombre no puede tener otra cosa en la cabeza que no sea eso. Y de verdad siento pánico que alguna vez yo tenga que vivir algo parecido, o sin ir más lejos pero igual de importante y posible, un aborto como el de Kerri... Siempre he querido ser madre pero desde que Matt llegó a mi vida, sin dudarlo tenía que serlo, tengo que serlo. Me imagino a nuestra pequeña Maya, que como nazca la primera, sus pobres hermanos no van a tener la atención de su padre porque va a pasar completamente de ellos por su princesita. Yo ahora mismo sueño con sentirlo dentro de mi, ese saber que estás protegiendo a lo más bonito de tu vida y que en cuanto salga al mundo, lo seguirás haciendo. Me sale una sonrisa de pensarlo. Y lo más bonito, que será nuestro, resultado de nuestro amor, de todos los años que me lleva aguantando en mis días grumpy, en las veces que le hablo de incoherencias por la noche mientras estoy dormida y me graba. En las caricias, en lis te quiero. A veces lo pienso y parece mentira que en unos meses sean 3 años y medio juntos. Más que el tiempo que pasé en Murcia. Con lo que Murcia significó para mi. Un antes y un después, y él, el inicio de una nueva vida completamente diferente. Que hay sacrificios, claro que los hay. Y los hago todos y cada uno por las oportunidades mejores y más grandes que mis hijos van a tener si crecen aquí. Y no quiero pensarlo mucho pq sino me vuelvo loca aquí, y pq aún tengo suerte de que me gusta 95% el trabajo que tengo y solo echo de menos el baloncesto un par de veces al mes. Pero tengo que admitir que no habría podido vivir así toda la vida, que eso era un sueño temporal, y que tenía que despertar. Qué mejor que despertar de un sueño y dormirte en otro, y este aunque no es tan bonito, es más especial, porque el tiempo que paso con Matt le da sentido. Aunque tengo que admitir que me gustaría poder estar más cerca o a menos distancia física, ya no solo de los momentos buenos, que también, sino especialmente de los malos que después hacen sentir una culpa que se suma en la mochila y algún día, empezará a pesar demasiado. Mientras tanto, solo rezo para que no hayan momentos malos a los que acudir, aunque sé a ciencia cierta que llegarán pronto...

Buenos días.