Páginas

martes, 11 de septiembre de 2012

.

Y sin embargo aquí estoy, respirando. Acabo de volver a vivirlo, te lo juro, es como si le hubiera dado al PLAY a nuestra película y hubiera salido todo, con todos los detalles, con todas las sonrisas pero también las lágrimas. Cómo me hiciste sufrir, cabrón, pero qué feliz fui. No me arrepentiré nunca de haberte conocido, sí tal vez de algunas cosas, pero de haberte conocido jamás. Me hiciste poner un límite, una línea que pasar, que superar o que intentar buscar superación... Casi no sé explicarlo, creo que nunca seré capaz. Lo fuiste todo, de la noche a la mañana lo fuiste todo. Y esto es así, no hay más.

Ahora está él, que me sorprende cada día, que me quita el sueño con sus conversaciones, que me hace enfadar sólo con un nombre, que me protege, que me apoya hasta cuando cree que es un error, pero cree que podré cumplir mis sueños, él sí cree en mí, para romper con todas las normas y ser distinto al resto es el único que cree en mi si yo lo hago. Está él y su infinita amistad, él y sus bromas, su preocupación, su ánimo, sus tonterías en el justo instante. Está él que aparece cuando más lo necesitas y menos vas a pedirlo, lo huele. Llega en el momento justo, en el lugar perfecto. Sabe hacer que eso pase, tiene ese don.
Y no ha podido llegar en mejor año, en peor momento personal, para subirme el ánimo y que mi moral esté un poco más para arriba de los suelos, ya se encarga él de que no la pise nadie.

Ambos sabemos que no soy la niña que era, o tal vez sí, tal vez siga siendo una niña de distinta manera. Sigo siendo negativa ante todo, sigo empezando cosas y sigo sin terminarlas. Esta soy yo.
A ti, gracias por quererme así, por no intentar cambiarme, por no hacer que cambie ni dejarme cambiar a peor. Gracias por aparecer, por estar en el lugar y momento, sobre todo por estar en ESTE MOMENTO, sé que vas a ser el mayor apoyo que tenga aquí, ahora...


No hay comentarios:

Publicar un comentario