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jueves, 4 de septiembre de 2014

BA-LON-CES-TO

Soy rica, no en dinero, pero lo soy en momentos, en personas. Y lo digo ahora, alto y claro, ahora que no lo tengo todo cerca, ahora que, con la distancia, se valoran las pequeñas cosas. Soy rica en familia, porque no he podido caer en ninguna mejor, incluso con las incoherencias de mi tío Tomás y las discusiones constantes de política que tanto me gusta provocar. Soy rica en familia hasta sin la presencia física de mi padrino, de mi abuelo. Soy rica en recuerdos, en que hoy por hoy tengo la suerte de que mi memoria falla poco, y donde lo hace siempre hay algo que me lo recuerda (la ventaja de haber escrito tantísimo de mi vida durante mucho tiempo). Soy rica en amigos, porque los pocos que considero que lo son, no fallan ni se marchan con los problemas, ni se enfrían con el tiempo y la distancia (TRES, va en especial por vosotras, soy mi pilar básico).
Soy rica, muy rica, porque la vida me da la oportunidad de ser feliz, quizás sin merecerlo, y sobre todo ser feliz (matizo esto) sin necesitar mucho, valorando, sintiendo fuerte y queriendo bien a quien se lo gana (y a veces a quien no).
Al final cada uno encuentra su lugar, el mío parece que ha tardado en llegar, y quizás esta sólo sea una parada en el camino, pero joder, es que no hay palabras para explicar esto, estas ganas de vivir, esta ansia por crecer como persona y como profesional, estas ganas de más, de todo, de errores y de aciertos.
Quizás sea verdad eso de que toda espera tiene su recompensa y que el esfuerzo y el trabajo todo (o casi todo) lo pueden.
Soy rica y no me puedo sentir más afortunada ahora mismo a la 1 de la mañana de un miércoles que aún no ha terminado, con las piernas en agua fría después de volver a sentir ese cosquilleo que sólo siento con un balón en mis manos. Cómo la vida puede ser tan simple y a la vez tan especial.
El deporte es lo mejor que me ha pasado en la vida, lo mejor, de todo. Y siempre estará por encima de todas las cosas. Sin el deporte no soy yo, ni quiero ser nadie sin él. Es como encontrar al amor de tu vida, quieres pasar el resto de tus días con él y estás seguro de que te harás viejecita a su lado. Esto es exactamente igual, solo que yo nunca pensé con 4 añitos la primera vez que cogí un balón de baloncesto, que esto iba a significar tanto en mi vida, en mi día a día, en mi forma de ser y de entender el mundo.
Os juro que ahora mismo estoy sintiendo un cosquilleo indescriptible.

Hace tiempo que lo sé pero nunca lo había dicho en alto (o en escrito), descojonaros de mí, me declaro oficialmente enamorada del baloncesto, pero no de esa manera de decirlo, sino de sentirlo de verdad, de sentir que no hay vida más allá del baloncesto. Así que, gracias mamá, por presentarme al amor de mi vida. Y lo que algún día espero que se convierta ya no sólo en un sueño sino en una realidad, porque pienso currármelo y conseguir ser alguien en la fotografía deportiva.
Como dice un grande, SIN RIESGO NO HAY GLORIA. Y yo voy a poner toda la carne sobre el asador.

BUENAS NOCHES. I LOVE THIS GAME!!

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