Páginas

sábado, 4 de abril de 2015

Semana santa 2015.

Lo bonito que era cuando tú estabas. Cuando te ponías de pie en cada paso, en cada imagen y yo te decía que no hacía falta. Había algo dentro de ambos que sabía que yo también seguía teniendo esa pequeña llama encendida y parecía que eras tú el único que se percataba de ello. Tú y mamá cada año al pasar la imagen del sepulcro por delante nuestra, que quizás nunca pudimos evitar las lágrimas disimuladas caer rápidamente en un burdo intento de no mostrar sentimientos.
Este año en Murcia he querido rendirte homenaje abuelo, te juro que he querido verlo por ti y pensaba en ti cuando lo veía pasar, en todas las procesiones que habremos visto, en todos los años de unión que mi mente logra almacenar... creo que te he fallado. Aquí he tenido que hacerme una coraza, de que nadie me vea llorar nunca, no me lo permito a mí misma ni tampoco permito que tu muerte y mi culpa me acechen los dos meses que me quedan aquí, por eso me refugio en un falso estoy bien. A veces hasta yo misma me creo mi propia mentira, hasta que vuelvo, despierto de mi sueño, salgo de mi burbuja y piso la realidad. Allí no finjo, allí tengo a mamá para abrazarla sin decir nada y llorar y que me acaricie el pelo, sin más, en silencio, tan solo escuchándome llorar y dejándome soltarlo todo. Y así vuelvo fuerte a la batalla abuelo, a la de fingir que soy feliz, pero no, aún no estoy preparanda para ser yo... aún no.
Te echo de menos, mi capucho favorito, te pienso cada día. En especial hoy. Era nuestro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario