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domingo, 14 de julio de 2013

Santeta.

Creo que nunca podré imaginarme mi familia sin tradiciones. Sin esas rutinas que tanto se echan de menos cuando dejan de estar. Ese no se qué de recordar años anteriores y sonreír al pensar en ellos...
Cada 20 de Julio la Santa baja a su Novelda querida. Todo el pueblo la acompaña, desde el niño más pequeño, al adolescente resacoso de la noche anterior hasta la madre de dicho adolescente y por supuesto los abuelos (que nunca fallan).
Es tradición. Creo que nunca llegué a sentir eso que sienten por la Santa,  ese aunque estés muriéndote hay que bajar la Santa, pero admito (y soy consciente de que es una contradicción) de que vivo enamorada de esa tradición, de la devoción,  de las lágrimas de la gente al entrar la Santa a la iglesia, de esa canción que canta todo un pueblo al unísono y esa interminable cola de gente alumbrando a su patrona tras un interminable recorrido al castillo.
Los Beltrá tenemos otra tradición. Desde que mi tío volvió a comprar la casa donde toda mi familia nació,  en la calle mayor, empezamos a crear de la nada tradiciones cada dos por tres. La primera y más importante. El homenaje a la Santa al pasar por la puerta de la casa.
Pétalos de rosas rojos, amarillos y blancos cubren media calle al pasar la santa. Desde el balcón las mujeres Beltrá siempre nos hemos encargado de que el nombre de la familia y la "casa del cura" sean conocidos tirando los pétalos, que cada año son más y más.

Este año mi tradición cambia... este año rindo homenaje no a la Santa desde el balcón,  sino a mi madre y a mi tía,  mis mujeres Beltrá, para que quede constancia quién hay detrás de esos pétalos de rosa,  detrás de esa bonita tradición. A cambio de ello tengo la imagen más bonita que pude pensar hacer jamás.
Y si ya me enamora haberla hecho yo, aún lo hago más al pensar que son ellas dos quien salen en la foto.

Por las tradiciones Beltrá y por todos los de la familia que lo hacemos posible :)
Un año más...

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