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viernes, 14 de diciembre de 2012

Qué bonito es entender.

Es muy fácil escribir cinco palabras seguidas con sentido. Poner tres te quiero, describir a una persona, una situación, incluso describir un sentimiento.
Es muy fácil publicar algo hoy en día, muy fácil (quizás demasiado) hacerse llamar ESCRITOR en estos tiempos que corren. Pongo la palabra ESCRITOR en mayúsculas porque probablemente me viene grande incluso a mí.
Tengo que admitir que internet a abierto muchas puertas, ventanas y hasta creo que techos.
Nosotros somos los de libretas llenas, los de post-it a cada esquina, de llenar la nevera con papeles y más papeles. Somos los de documentos de word de páginas con historias sin acabar, los de las lluvias de ideas, de trozos escritos sin dueño, palabras sin dueño.
Somos los que amaban escribir sus sueños despiertos, los que soñaban con algún día verlos en un papel algo más lejos de su casa.
Somos los que tenemos una lista en casa con cada victoria al lado de la de las no tan victorias. Recalco, NO VICTORIAS. Nunca NUNCA fracasos. Cada premio es un reconocimiento, está claro, y tengo la suerte, la enorme suerte de disfrutar de unos cuantos de ellos, unos más importantes, otros menos y unos sin mérito pero tan gratificantes como el que más poderoso.
Nosotros sí podemos denominarnos ESCRITORES, a los que un blog no sólo nos sirve para decir estoy mal, estoy bien, sino para CREAR, para hacer historias, incluso en una remota ocasión llegar al corazoncito de alguien. Eso es quizás lo mejor que le puede pasar a un escritor. Que alguien se sienta identificado con sus palabras. Ahí es cuando te haces grande, ahí es cuando se entiende el sentido de esto.
Carmelitas, y sí, lo digo bien claro y bien fuerte, Carmelitas y Mª Victoria, mi profesora de castellano en 1º de ESO, son los culpables de que hoy sea lo que soy, de que esa lista exista en mi casa, de que los cajones anden llenos de diplomas, de formar parte del centenario de mi cole, de cartas de la librería la Farándula con un ENHORABUENA como saludo y de que en dos libros de Alicante salgan mis palabras. MIS PALABRAS. Queda demasiado grande, incluso después de tantos años.
Tengo que admitir que esto no entraba en mis planes. Sin embargo también admito que ha sido uno de los mejores planes que he podido llevar a cabo en toda mi vida.
Ver ahora carpetas llenas de hojas sueltas, de retales llenos de palabras, de sentimientos, de momentos... Tener libretas y más libretas, cuidadas casi mejor que a mi misma.
Se me ponen los pelos de punta al pensarlo y no puedo negar que alguna lágrima se me ha caído escribiendo. Nadie puede imaginarse lo grande que es esto, este don, esto que no se vende ni se compra. O lo tienes o no.
Yo no sabía que lo tenía hasta que la historia de 5 vocales en el año 2002 me hizo salir en un periódico y ganar un primer premio. Mi primer premio.
A veces pienso en si no hubiera ganado ese premio, si seguiría siendo esto tal y como es, si yo escribiría ahora mismo, me refiero, si lo haría de esta manera o si me habría rendido.
Mis historias han recorrido Valencia, Madrid, toda la provincia de Alicante y hasta llegaron a un rinconcito de Murcia.
Dicen que la imaginación no tiene límites. Sí lo tienen los estados de ánimo por lo que cada época manda unas palabras a tus dedos y tu mente.
No nos damos cuenta de ello hasta que no nos paramos a leer cosas cuando ya han pasado un par de años, cuando las heridas se han cerrado y cuando ya no miras con tanta frecuencia esa cicatriz que tanto sigue doliendo a pesar de haber aprendido a vivir con ella.

En el fondo, todo se basa en seguir caminando, en continuar de frente. Cometiendo errores, aprendiendo o no, qué más da. Caminando, en línea recta, en diagonal o zig zag.
Sólo espero poder leer esto dentro de 10 años y seguir sintiéndome identificada con estas palabras. Será una gran victoria.
Y esta es una de mis mejores metas. El poder escribirles a mis hijos, el poder tener algo que no todos pueden tener.
Un DON.

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