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jueves, 27 de febrero de 2014

Febrero.

Casi no sé ni cómo empezar.
Un día piensas que todo se ha calmado, que has llegado a un punto en el que parece, PARECE, no doler, en que sigues andando y no miras atrás, sigues andando, hasta que te das cuenta de que lo llevas contigo, que tú sigues andando pero que no se marcha, sigue ahí. El dolor, el miedo, aquella noche minuto por minuto, las sensaciones, los largos meses sin dormir del tirón... todo. Todo continua ahí, desde el primer día, en su mismo grado. Creemos que lo hemos perdido entre tanto andar y no nos damos cuenta de que la mochila pesa cada vez más y que lo único que hemos hecho es hundirlo al fondo de ella, meter cosas encima, tapar el dolor, camuflar la ira.

Ahora, a 80km, veo a personas de mi entorno que sufren la misma desgracia que yo, incluso peor, porque a ellos se le añade un " por qué" demasiado amplio y difícil.
Dicen que cada uno tiene su momento, o esa es la típica frase que meter en medio cuando no le encuentras explicación. Cuando uno propio es el que pone su momento final en un día y un momento concreto ya se te desequilibra el mundo y se te rompen los esquemas.
Quizás ya nunca se sepan las razones, o puede que las sepan quien tenían que saberlas de verdad.
Duele y mucho ver a gente que quieres sufriendo esto. Saber que los casi 6 años que hace que te pasó a ti y no se te ha ido les va a pasar a ellos también. El velatorio, el entierro, días que se te repetirán una y otra y otra vez más en su memoria y no se borra, no se marcha, y hay veces que ni te deja respirar. Eso es lo peor, el mal recuerdo. A veces me pregunto por qué tuve que vivir eso, por qué fui y machacarme una y otra vez entrando a verla. Había una parte de mi que me decía "esta es la última" pero hubieron muchas últimas. Parecía que esperaba que algo cambiara de la anterior. Sí, parecía que esperaba que se fuera a despertar. Pero no lo hizo...

Ahora veo a Yous, con lo alegre que ha sido siempre y verlo así...

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